Dentro de todo lo invisible que puede ser la vida sexual reproductiva de las mujeres, la etapa del posparto o puerperio, ha sido una de las más silenciadas.
Sabemos que tras el nacimiento de nuestras crías, viene la “cuarentena” que comprende, desde la mirada biomédica, los 40 días de “recuperación física” después de parir. Sin embargo, poco se abordan las otras múltiples dimensiones del posparto que van calando en lo más profundo de las mujeres en sus dimensiones física, emocional, mental, social, familiar, laboral e incluso energética.
¿Cuánto hablamos de todo lo emocional que nos abre esa apertura a dar vida? ¿Cuánto hablamos de lo poderosas o fracasadas que nos sentimos, dependiendo de la experiencia de parto que tuvimos? ¿Cuánta información tenemos sobre esta transformación de “pareja” a “familia”?
Y así, podríamos enlistar muchísimas preguntas de todo lo que no sabemos cuando nos convertimos en madres y de todas las miles, millones de preguntas y cuestionamientos que surgen día a día con una cría en brazos y la mayoría de las veces en la soledad de nuestra casa.
Cómo Doulas y acompañantes de esta trascendental (y nada de corta) etapa, estamos convencidas de que tener espacios confiables donde informarnos sobre los infinitos nuevos temas que surgen cada día en la etapa inicial de la crianza, nos otorga un poder gigantesco. Poder, vinculado con encontrar en nosotras mismas o en nuestra tribu, las respuestas a temas tan básicos como: ¿cómo saber si la lactancia está o no siendo suficiente? O ¿cómo dar el primer baño a mi guagua, como corto su uñas?, ¿debo estimularle para que se gire?... y así cuestionamiento tras cuestionamiento, descubrimiento tras descubrimiento!!! momentos de una mágica conexión con nuestras guaguas y momentos en los que quisiéramos salir arrancando!!
Habitar la experiencia de ser una “nueva madre” (independientemente de que esta sea nuestra primera experiencia de posparto), donde estamos, por lo general, muchas horas solas al día criando, con una vida pequeñita dependiendo de nuestras “habilidades” y desconociéndonos en un nuevo cuerpo, habitando el mundo desde las miles de horas sin dormir, los muchos días sin ducharnos o poder ir tranquilas al baño, comiendo a deshora y escuchando muchas veces la “lluvia” de opiniones (que probablemente nunca pedimos) de nuestro entorno más cercano, es que sabemos que urge la importancia de tener un lugar al cual acudir que nos otorgue confianza y un poquito de lucidez, desde la empatía y el respeto por los procesos individuales, es que consideramos trascendental contar con un acompañamiento que ponga en el centro la mirada hacia la madre y el proceso profundamente transformador que está viviendo tras el parto. Urge la incorporación de una mirada actualizada y respetuosa que facilite, por un lado la expresión de esta “nueva persona” en la que nos adentramos en el posparto, pero por otro lado, la expresión del torbellino de emociones que van apareciendo en este camino. Una mirada que integre las necesidades básicas con las necesidades psicoafectivas y que reconozca a la mujer como un ser multidimensional, que así como fue capaz de gestar y traer a sus brazos a su cría, tiene la tremenda capacidad de transitar múltiples emociones y sentires simultáneamente.
Desde esta mirada integral, es que queremos situarnos para acompañar los puerperios, abriéndonos a incorporar todas las miradas necesarias que favorezcan el bienestar de esta mujer madre, puesto que no nos cabe duda alguna, de que este bienestar se traducirá en una crianza y un sistema familiar enfocados en el respeto y el amor para que nuestros niños y niñas crezcan felices.
Almatriz Doulas